Halloween: historia, disfraces y tradiciones que cruzan continentes

Foto:Halloween llega a América Latina gracias a inmigrantes/Cortesía
Foto:Halloween llega a América Latina gracias a inmigrantes/Cortesía

Cada 31 de octubre, calles y hogares se llenan de calabazas talladas, luces tenebrosas y disfraces de todo tipo. Halloween, o Noche de Brujas, reúne a millones de personas en una celebración cargada de misterio, tradición y diversión. Niños y adultos participan en juegos, “truco o trato” y fiestas temáticas que la convierten en un fenómeno global.

La festividad se vive con especial intensidad en Estados Unidos, Canadá, Irlanda y el Reino Unido. En los últimos años, su popularidad se ha expandido a América Latina y Europa, donde las familias adoptan las costumbres de Halloween, mezclando tradiciones locales con disfraces y decoraciones inspiradas en la cultura estadounidense.

Halloween tiene sus raíces en los rituales celtas hace más de dos mil años, según National Geographic. Los celtas celebraban el Samhain, que marcaba el fin de la cosecha y el inicio del invierno. Creían que los espíritus regresaban a la tierra y encendían hogueras y dejaban ofrendas para protegerse y honrar a los difuntos.

Con la conquista romana se incorporaron rituales como el Mundus Patet, y posteriormente, con la expansión del cristianismo, el Papa Gregorio III trasladó el Día de Todos los Santos al 1 de noviembre. La noche previa, All Hallows’ Eve, fue abreviándose hasta convertirse en Halloween, tradición que luego llegó a América gracias a los inmigrantes irlandeses.

Foto:Halloween llega a América Latina gracias a inmigrantes/Cortesía
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Halloween llega a América Latina gracias a inmigrantes

El uso de disfraces también tiene origen ancestral. Durante el Samhain, los celtas se vestían con pieles y máscaras para asustar o pasar desapercibidos ante los espíritus malignos. En la Edad Media surgió la tradición de visitar casas por alimentos a cambio de rezos, antecedente del “truco o trato” moderno.

Hoy, los disfraces son variados: terroríficos, humorísticos o inspirados en cine y televisión. Los instrumentos musicales y efectos sonoros acompañan fiestas y desfiles, haciendo que la celebración sea más divertida e interactiva. Más que un juego, el disfraz permite enfrentar miedos y compartir la tradición milenaria con la comunidad.

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