Un nuevo hecho de violencia de género estremeció al municipio de Teustepe, en el departamento de Boaco, cuando un hombre identificado como Ismael Ramírez Brizuela intentó quitarle la vida a su cónyuge, J. F. A. U., de 51 años, utilizando un machete.
El ataque ocurrió en una propiedad privada donde ambos trabajaban. Testigos relatan que el agresor actuó violentamente sin mediar palabra. La víctima fue trasladada de inmediato a un centro asistencial tras ser auxiliada por personas del lugar. Su estado de salud es estable.
De acuerdo con información recabada, la víctima vivió por años bajo violencia física y emocional, sin presentar denuncias formales. El intento de femicidio fue el detonante para finalmente romper el silencio. «Yo estaba dentro de la cocina cuando escuché al perro ladrar. Me asomé por una rendija viéndolo que venía con el machete en manos. En ese momento busqué salirme corriendo; cuando lo miré de frente, me amenazaba con un machete en mano diciéndome que me iba a matar. Fue cuando salí corriendo por detrás de un árbol y él me logró herir con la punta, cortándome en la cintura, dejándome esta herida grande», expresó la víctima.
La Policía Nacional logró capturar al presunto agresor en las cercanías del lugar y este ya fue puesto a la orden del Ministerio Público, donde enfrentará cargos por tentativa de femicidio, delito que contempla severas penas en la legislación penal nicaragüense.
Capturan a hombre que intentó matar a su cónyuge con machete en Teustepe
La subcomisionada Heysell Jesenia Mercado Chavarría, jefa de la Comisaría de la Mujer en Boaco, reiteró el llamado a todas las mujeres a denunciar a tiempo los maltratos, antes de que los hechos escalen a consecuencias irreparables. También alertó sobre la codependencia emocional que muchas víctimas desarrollan con sus agresores, lo que dificulta la salida de relaciones violentas. “No estás sola. Tu vida vale más que cualquier promesa vacía o manipulación emocional”, expresó.
Además, destacó que la Comisaría de la Mujer trabaja activamente en la atención y prevención de abusos sexuales y maltrato a menores de edad, promoviendo espacios seguros para denunciar y recibir acompañamiento.
Este caso ha generado indignación en la comunidad y reabre el debate sobre la necesidad de reforzar la educación emocional, el empoderamiento femenino y la denuncia temprana para frenar la violencia de género en Nicaragua.
