La hora en que comes podría determinar tu éxito al bajar de peso

Foto: La hora en que comes / Cortesía
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Un estudio reciente advierte que atrasar la hora de las comidas podría entorpecer la pérdida de peso; sobre todo en personas con predisposición genética a la obesidad.

La investigación, publicada el mes pasado en la revista Obesity, evaluó a 1,195 adultos con sobrepeso u obesidad; en su mayoría mujeres de unos 41 años de edad que participaron en un programa de adelgazamiento de 16 semanas en seis clínicas españolas, con un seguimiento medio de 12 años.

Los investigadores calcularon el puntaje de riesgo genético para el índice de masa corporal (IMC) de cada participante y evaluaron la hora en que comían, tomando como referencia el punto medio entre la primera y la última comida del día.

Los resultados mostraron que, por cada hora que se retrasaba ese punto medio, el peso corporal aumentaba un 2,2 % y el IMC inicial era más alto. El efecto fue aún más marcado en quienes presentaban mayor riesgo genético.

Foto: La hora en que comes / Cortesía
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La hora de comer importa tanto como lo que comes

Los autores destacan que comer temprano podría contrarrestar el aumento de peso asociado a una alta predisposición genética y proponen incorporar este hábito en intervenciones personalizadas contra la obesidad. Según explican, el horario de las comidas influye en el metabolismo, el gasto energético y la alineación circadiana, pudiendo afectar órganos como el hígado, el páncreas y el tejido adiposo.

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En Estados Unidos, más de 100 millones de adultos viven con obesidad, y más de 22 millones padecen obesidad grave, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Esta condición incrementa el riesgo de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión, cardiopatías; accidentes cerebrovasculares e incluso ciertos tipos de cáncer, además de elevar el gasto sanitario anual en miles de dólares por persona.

Los investigadores concluyen que ajustar el horario de las comidas, especialmente entre quienes tienen una alta predisposición genética; podría ser una herramienta eficaz para mantener la pérdida de peso a largo plazo y reducir los riesgos para la salud.