En el Día Europeo y Mundial contra la Pena de Muerte, la Unión Europea y Nicaragua renovaron su compromiso por la erradicación de este castigo, considerado bárbaro e inútil. Bárbaro, porque priva a los condenados de la posibilidad de redimirse o de ser absueltos en una revisión futura; inútil, porque no reduce la criminalidad.
El derecho a la vida es el primero de los derechos humanos y la abolición de la pena de muerte es un ejemplo del progreso alcanzado a través de la educación, la evolución de las mentalidades y el liderazgo político valiente. En Nicaragua, la pena capital fue abolida en 1979, mientras que en Europa el proceso se prolongó desde 1849 en Portugal hasta 2012 en Letonia, con altibajos históricos en países como España.
La Unión Europea, desde su creación en 1951, ha consolidado compromisos firmes en derechos humanos, plasmados en tratados que prohíben expresamente la pena de muerte en sus Estados miembros. La lucha global contra la pena capital también sirve como puente para promover otros derechos humanos, fomentando el diálogo internacional y la cooperación entre países.
El Embajador Fernando Ponz Cantó subraya que, aunque el camino sea difícil, los logros en la abolición de la pena de muerte demuestran que el progreso es posible y replicable en otros ámbitos de derechos humanos.
 
		 
			

















