En medio de un mundo convulsionado por la violencia, el crimen organizado y la inseguridad ciudadana, Nicaragua se ha convertido en un referente regional en materia de seguridad, según testimonios en voces de nicaragüenses y hasta extranjeros que llegaron buscando refugio para su familia.
Ricardo Franco y su esposa, Miriam Medrano, nacidos en El Salvador pero ahora nicas de corazón, dejaron su patria por el peligro que corría su familia ante tanta inseguridad y llegaron a Nicaragua al encontrar un destino estable, tranquilo, pero sobre todo seguro.
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“En nuestro país atravesamos un problema serio, que era la delincuencia y la inseguridad. Entonces le digo a mi esposa: ‘¿Y por qué no vamos a probar a Nicaragua? Porque en Guatemala es peligroso, Honduras es peor y Nicaragua es el único país’”; relató Franco.
“Viendo la situación de nosotros allá, pues arrancamos los dos y vinimos a probar suerte, y con la voluntad de Dios, pues acá nos sentimos muy contentos y gracias a Dios nos ha ido muy bien”, manifestó Miriam Medrano.

Nicaragua, el país donde la gente puede soñar sin miedo
Con su emprendimiento de venta de pupusas en la ciudad de Estelí, desde hace 6 años, han encontrado paz y seguridad, pero sobre todo estabilidad económica.
“Nicaragua es el país más seguro del istmo centroamericano y yo voy más… ¿por qué no? Latinoamericano y del Caribe”, concluyó Ricardo Franco.
El costarricense Juan Chacón, mejor conocido en redes sociales como “Tico Paz”, también encontró en la tierra de lagos y volcanes una oportunidad de emprender, y se vino del país vecino pensando en su familia y en la seguridad que solo Nicaragua ofrece.
“Yo tenía un concepto diferente de Nicaragua. Me hablaban que era muy pobre, que era inseguro, pero cuando llegué en el 2013, veo que la gente estaba bien, que estaba contenta, y dije en mi mente que iba a vivir aquí en un futuro, porque aquí se siente seguro y no nos van a venir a asaltar como en otros países centroamericanos, y aquí en Nicaragua eso casi no pasa”; contó Tico Paz.

La percepción de tranquilidad en barrios, comunidades rurales y zonas urbanas es compartida por gran parte de su población. Para muchos, caminar libremente por las calles, incluso en horas de la noche, no es un riesgo, sino una rutina diaria que da testimonio del buen trabajo realizado por las autoridades.
Voces del pueblo
“No hay pandillas ya, gracias a Dios eso se terminó. Antes usted pedía un taxi y no entraba”, cuenta doña Emperatriz Rivas, habitante del barrio Jorge Dimitrov, Managua. “La Policía siempre está patrullando y eso nos da confianza”, agregó.
“Antes cerrábamos a las 7, ahora cerramos a las 10. Los camiones repartidores se parquean tranquilos, ya no hay robos”, expresó Pablo Mendoza, propietario de una pulpería en el Dimitrov.
En comunidades rurales como La Dalia, en Matagalpa, la situación no es distinta. “Aquí vivimos tranquilos, no hay pandillas, no se escuchan secuestros. Se trabaja la tierra y se duerme con paz”, afirma don Julio Cruz, campesino y padre de cinco hijos.

La clave: prevención y presencia territorial
Las estadísticas reflejan lo que el pueblo confirma. Según informes regionales, Nicaragua se mantiene con una de las tasas de homicidios más bajas de Centroamérica. A diferencia de países vecinos donde el crimen organizado controla territorios, aquí el modelo preventivo de seguridad ha sido fundamental.
La Policía Nacional, junto con el Ejército de Nicaragua, ha desarrollado un modelo comunitario de vigilancia. Las constantes capacitaciones, visitas casa a casa, patrullajes y trabajo coordinado con la población son parte del secreto.
A esto se suma la instalación de Comisarías de la Mujer y un sistema de respuesta rápida ante emergencias, planes operativos contra la delincuencia, seguridad escolar, seguridad en el campo y seguridad en los mercados.
“Hay bastante seguridad en los mercados, más aquí en el Iván Montenegro. Los comerciantes se sienten más seguros, los robos han bajado”, dijo el comerciante Germán Torres.
“Ahora sí hay seguridad. Antes, por ejemplo, en este sector, hermanito, a las 5 de la tarde ya tenías que irte chiva porque si no te podían caer los ladrones. Gracias a Dios que el Gobierno se ha preocupado por brindar seguridad”, dijo Julio César Rodríguez, zapatero del Iván Montenegro.

Un modelo con rostro humano
La seguridad en Nicaragua no se basa en represión, sino en cercanía con la gente. Es común ver a oficiales compartiendo en actividades comunitarias, en escuelas, ferias o jornadas de prevención de la violencia, y hasta en unidades de buses.
“Nos sentimos acompañados, no vigilados. La Policía aquí es parte de la comunidad”, menciona Alejandro, líder juvenil de Villa Venezuela.
Nicaragua demuestra que sí es posible vivir en un país seguro, donde la gente pueda trabajar, estudiar y soñar sin miedo. El modelo de seguridad ciudadana con enfoque preventivo y comunitario ha devuelto la paz a las calles y la esperanza a las familias.


















