La brujería es un término amplio que engloba prácticas mágicas y rituales que invocan fuerzas ocultas y sobrenaturales. En Nicaragua, un país donde la religiosidad se entrelaza con lo popular, el misticismo navega entre la devoción y el secreto.
En el municipio de Diriomo, conocido por sus raíces esotéricas, encontramos a Rosalba Millón, más conocida como «la doctora y bruja del amor». Desde hace más de diez años, Rosalba ofrece sus servicios a quienes creen en estas prácticas.
“Aquí vienen por amarres, por enfermos, por quitar alguna enfermedad que ellos tienen. El varón, a veces, viene por eso mismo, porque no puede reaccionar con su pareja, nosotros aquí hacemos de todo”, comentó Rosalba Millón, bruja del amor.
Y aunque para algunos no es más que superstición, para otros se trata de pactos que prometen protección, poder y, sobre todo, amor.
Diriomo: epicentro del misticismo, la brujería y los rituales de amor
“Mujeres y hombres vienen aquí por igual. Los hombres, cuando se dejan de su pareja... para hacer el ritual nosotros pedimos una foto de él, una foto de ella, fecha de nacimiento de él y fecha de nacimiento de ella. Usamos dos candelas y usamos dos muñequitos rojos, y los amarramos, los echamos en miel y se va a enterrar al cementerio. Ese es el amarre, y te funciona. Damos nosotros dos meses, pero te funciona antes.
Ya para separación es otra cosa. No es el mismo muñeco, no es el mismo ritual, pero igual pedimos dos fotos y ponemos dos candelas, ambas de espalda, para que comiencen a separarse. Se hace con dos muñecos negros para que empiecen a odiarse, para que haya pleitos, problemas y separación. Se rompe la relación”, añadió Millón.
Los altares con velas encendidas, invocaciones a deidades antiguas, cartas que revelan el futuro y baños rituales para atraer la suerte, romper hechizos o llamar a la abundancia son parte del día a día en estos espacios.
“Nosotros pulsamos, eso es para buena suerte, para barrera, para todo. Da suerte para montar toro, para jugar gallo, para jugar naipes, para jugar casino. Eso también se hace, ese es un amuleto”, agregó Millón.
Y es que en Nicaragua, tierra de lagos, volcanes, leyendas y secretos, los rituales están profundamente arraigados. Historias de mujeres que se convierten en monas, niños llevados por duendes y amores pasionales sin explicación siguen circulando de generación en generación.
El misticismo no ha desaparecido. Sigue vivo en los rezos de una abuela, en el humo de un ritual, en el silencio respetuoso de quienes creen… aunque no lo digan en voz alta.
¿Y usted, cree en la brujería?
