El Gobierno de la República Islámica de Irán denunció este viernes un ataque militar lanzado por Israel durante la madrugada del 13 de junio; calificándolo como una «agresión armada sin provocación» que violenta el derecho internacional y compromete la seguridad regional.
Según informó Esmaeil Baqaei, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, el ataque se llevó a cabo mediante bombardeos aéreos coordinados con misiles y drones, impactando zonas residenciales; instalaciones civiles, infraestructura pública e incluso sitios nucleares bajo supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Uno de los incidentes más graves fue el bombardeo de un edificio residencial, que dejó al menos 60 personas fallecidas; entre ellas 35 mujeres y niños. Irán sostiene que estas acciones constituyen una clara violación del Derecho Internacional Humanitario y de la Carta de las Naciones Unidas.
El principal argumento esgrimido por Israel para justificar la ofensiva fue el programa nuclear iraní. No obstante, Teherán reiteró que sus instalaciones nucleares tienen fines exclusivamente pacíficos y están bajo un estricto régimen de inspección internacional; como ha sido verificado por el OIEA.
En respuesta a la agresión, Irán activó su derecho a la legítima defensa, consagrado en el artículo 51 de la Carta de la ONU. Las fuerzas iraníes respondieron de manera «proporcional y dirigida exclusivamente a objetivos militares»; según indicó el portavoz. Añadió que las operaciones respetaron los principios del Derecho Internacional Humanitario y buscaron minimizar daños colaterales.
Irán también criticó la inacción del Consejo de Seguridad de la ONU, al que acusa de “parálisis política” ante este acto de agresión. Recordó que en situaciones similares, como el ataque israelí al reactor nuclear iraquí en 1981, el Consejo actuó con rapidez para condenar los hechos.
Finalmente, el gobierno iraní hizo un llamado a la comunidad internacional a condenar lo que considera un acto de agresión y a defender el derecho internacional. “La soberanía no es negociable y la diplomacia no puede ser reemplazada por el uso de la fuerza”, concluyó Baqaei.



















