Gobierno de Nicaragua congela precios de combustibles del 3 al 9 de agosto

Foto: Anuncian que no habrá ajustes en los precios de los combustibles en Nicaragua / Cortesía
Foto: Gobierno de Nicaragua congela precios de combustibles del 3 al 9 de agosto / Cortesía

El Gobierno de Nicaragua, a través del Instituto Nicaragüense de Energía (INE) y el Ministerio de Energía y Minas (MEM), anunció este jueves que los precios de las gasolinas, el diésel y el gas licuado de petróleo se mantendrán sin variación entre el 3 y el 9 de agosto de 2025, pese a las alzas constantes en el mercado internacional.

La decisión fue instruida por el presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo, quienes, según el comunicado oficial, buscan proteger a las familias nicaragüenses ante el impacto económico de los precios del petróleo y sus derivados. «Es preocupación constante de la Presidencia el impacto que estos precios tienen en la economía familiar», indica el pronunciamiento emitido por las autoridades energéticas.

El congelamiento incluye el gas licuado de petróleo (GLP), el principal combustible utilizado en los hogares del país para la cocción de alimentos. Se garantiza que los precios para las presentaciones de 10, 25 y 100 libras permanecerán sin cambios durante la semana establecida.

En el comunicado, el Ejecutivo reiteró su compromiso de dar seguimiento permanente al comportamiento de los mercados internacionales y aseguró que se tomarán medidas para mitigar cualquier incremento futuro que afecte a la población y a los sectores productivos.

Nicaragua congela precios de combustibles ante alza internacional del petróleo

Además del componente económico, el mensaje difundido por el INE y el MEM incorpora una narrativa política e ideológica; haciendo alusión al 46 aniversario de la Revolución Popular Sandinista y a la Cruzada Nacional de Alfabetización. “Defendiendo con amor, valor y firmeza, la Revolución, nuestra soberanía, la paz y el porvenir de nuestra patria”, se lee al cierre del texto.

Este anuncio se da en un contexto de creciente presión sobre los países en desarrollo debido a la volatilidad del precio del crudo a nivel global; especialmente desde finales de 2021.