La devoción, la alegría y la tradición se volvieron a hacer presentes este 31 de julio con la realización de la Vela del Barco, organizada por la familia del fallecido Lisímaco Chávez, en el barrio San Judas de Managua.
Celebrando en grande y con unidad familiar, decenas de personas se congregaron para participar en esta festividad que forma parte de las fiestas tradicionales en honor a Santo Domingo de Guzmán.
“Nosotros nos entregamos a nuestras fiestas celebrando en grande, garantizando tranquilidad, seguridad y bienestar a las familias para que vivan sus fiestas en paz y en armonía”, expresó Reyna Rueda, alcaldesa de Managua.
Durante la actividad se vivió un ambiente festivo, marcado por el colorido de los atuendos, el baile de los tradicionalistas y la música de los grupos filarmónicos que pusieron a todos a gozar.
Con fervor y cultura, familia honra a Minguito con la tradicional Vela del Barco

El origen de esta celebración dentro del barrio se remonta a décadas atrás, cuando el reconocido Lisímaco Chávez fundó esta tradición familiar con el objetivo de rendir tributo a Santo Domingo de Guzmán; desde entonces, su legado ha sido preservado por sus hijos y nietos, quienes han mantenido viva la Vela del Barco como expresión de fe, cultura y continuidad.
“La tradición la inició mi padre, Lisímaco Chávez, aquí en Sangüeda, y seguimos adelante con el legado que él nos dejó. Por eso el comité se llama Hijos y Familias de Lisímaco Chávez Tradicionalista”; comentó Wilber Lisímaco Chávez, hijo de Lisímaco Chávez.
La Vela del Barco es una de las actividades más esperadas por la comunidad. Simboliza el viaje espiritual y festivo que antecede la Bajada del Santo, y se celebra con una réplica decorada de un barco; acompañada por danzas, promesas y música tradicional. Es un evento que convoca a devotos, vecinos y visitantes, quienes acuden a pagar promesas, agradecer favores o simplemente vivir la experiencia cultural más intensa del año.

Así, entre música, tradición y fervor; la familia Chávez y todo el comité reafirmaron su compromiso de mantener vivas las costumbres que forman parte del alma nicaragüense; porque más allá de una fiesta; estas celebraciones son expresión del espíritu de un pueblo que honra su fe con alegría, identidad y orgullo.


















