Antorchas encendidas, música sacra —donde destacaron las marchas fúnebres— y un ambiente de recogimiento invadieron el municipio de Diriá, donde centenares de pobladores se unieron al tradicional “Pase de las Ánimas”. Esta costumbre, con más de trescientos años de existencia, se realiza al finalizar el mes de octubre, como una rogativa por las almas de familiares y amigos que han partido al más allá.
Doña Rosa Amelia Estrada Moya, una de las tradicionalistas encargadas de esta procesión, compartió:
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“Mis tías, mis abuelitas y mi mamá realizaban esta tradición, entregando atol en su casa, donde vamos a pasar hoy. Yo tomé esta tradición desde que tengo 12 años, y ahora tengo 71; son ya 59 años de ser promesante. Esta es una tradición de hace mucho tiempo atrás”.
Por su parte, el vicealcalde de Diriá, José Canales, explicó que esta conmemoración inició con la familia Gámez, quienes comenzaron a rogar por sus difuntos con una imagen de Cristo con las ánimas sufrientes debajo de él. Existen dos versiones de esta representación: una imagen de bulto y un cuadro con la misma estampa.
Tres siglos de fe y promesas: Diriá celebra el histórico “Pase de las Ánimas”

Canales destacó además que, desde el primero de octubre, las familias del municipio reparten atol a base de pujagua (maíz morado) y rezan por las almas de los difuntos, para que alcancen el encuentro con Dios. Finalmente, se realiza el “pase”, a finales de mes, cerrando así la conmemoración y rogativa por las almas de quienes han partido.
Durante este recorrido, tanto las familias promesantes como la Alcaldía Municipal repartieron atol de ánimas, tamales rellenos, café y chilate —bebida elaborada con maíz tostado, chile y cacao— como parte de la tradición ancestral de la Tierra del Cacique Diriangén.
La religiosidad popular se mantiene viva en Diriá, donde sus habitantes conservan una conexión con sus ancestros no solo tradicional, sino también espiritual.

Doña Milena Moraga, habitante del municipio, comentó que desde que tiene uso de razón participa en estas conmemoraciones, tanto en el “Pase de las Ánimas” como el 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos:
“El atol de ánimas es único en Nicaragua y es una tradición de Diriá. Yo también tengo fieles difuntos en mi familia. Mi abuelita tenía su imagen de las ánimas con su candilito. Yo le digo a las nuevas generaciones que no dejen perder esta hermosa tradición”.

 
		 
			

















