Entre música de filarmónicos, pólvora y la devoción de miles de promesantes, las tradicionales corridas de toros en Las Sierritas de Santo Domingo se convierten cada año en uno de los momentos más vibrantes de las fiestas patronales en honor al Santo Patrono de los managuas.
Esta celebración, que se realiza en el sector sur de Managua, convoca a familias enteras, visitantes de diferentes barrios de la capital y devotos que mantienen viva esta costumbre heredada de generación en generación.
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Las corridas no solo representan un espectáculo de destreza y valentía, sino que también forman parte de una promesa de fe.
“Es algo inexplicable, no se puede contar esa adrenalina, ya sabés, yo sentí que me salió bueno el toro, pero el resto lo dice la gente. Esto de montar toro me nació desde pequeño, que andaba en fincas, yo me montaba en los terneros”; expresó Josué Pérez, jinete de 15 años y originario de Santa Teresa, Carazo, después de aguantar arriba de un toro.
Mientras los toros se enfrentan a jinetes experimentados, fuera del ruedo se vive una fiesta paralela, acompañada de los promesantes y asistentes durante toda la jornada.

¡Toros, fe y adrenalina! Las Sierritas vibran con las fiestas patronales
Para muchos habitantes de Las Sierritas, las corridas son parte inseparable de su identidad cultural y religiosa. Los lugareños defienden la actividad como una muestra de unión comunitaria, que aporta dinamismo económico a la zona y fortalece la devoción hacia Santo Domingo de Guzmán.
“Están buenas las corridas, elegantes, divertidas. La miramos como una religión, estar aquí paseando con la familia, en ambiente”; dijo alegre Javier Ramírez.
“Súper alegres, contentos en esta actividad. Estuvimos en la Roza del Camino más temprano y ahora aquí en los toros, con toda la familia. Somos parte de los seguidores de los ‘Gatilleros’ (grupo de monta)”; relató María Areas.
Cada toro que sale al ruedo es recibido con vítores, apuestas improvisadas y la tensión de ver si el jinete logra sostenerse o será derribado estrepitosamente entre aplausos y carcajadas del público, mientras los más imprudentes reciben sus buenos sustos.
Año tras año, las corridas de toros en Las Sierritas demuestran que la tradición sigue viva, en cada grito de emoción y en la fe que los impulsa a regresar cada agosto a rendir tributo con música, pólvora y la bravura de los toros.



















