En el marco del 46 aniversario de la Fuerza Aérea de Nicaragua, la copresidenta Rosario Murillo dirigió un mensaje en el que reafirmó el compromiso del pueblo nicaragüense con la paz, la dignidad y el bienestar colectivo.
Durante su intervención, Murillo reflexionó sobre el motor espiritual que ha guiado históricamente las luchas del país.
“¿Cuál es la fuerza que nos mueve? Es el amor. Amor a nuestra Nicaragua, a nuestros hijos, a nuestras familias. Es por amor patrio que venimos luchando, desde un espíritu digno que nos enaltece”, expresó.
La copresidenta destacó que, a pesar de los desafíos, Nicaragua ha optado siempre por la paz, enfrentando las adversidades con firmeza, desde un profundo sentido de orgullo nacional.
Copresidenta Nicaragua: “Nuestra lucha es por la paz, la dignidad y la vida buena»
“Hemos tenido que combatir con todo ese espíritu que anima nuestros corazones. Combatir por la paz, con orgullo de defender los principios y valores que nos hacen humanidad, creciendo en una dimensión profunda y solidaria”, afirmó.
Asimismo, rindió homenaje a quienes han entregado su vida por amor a la patria, asegurando que las verdaderas batallas hoy se libran contra la pobreza, en la búsqueda de una vida digna para todas las familias.
“Cientos han dado su vida con amor, con luz, con dignidad. Hoy las batallas se dan en la lucha contra la pobreza, porque debemos avanzar, debemos conquistar lo que merecemos: educación, salud, viviendas, calles, puentes, carreteras… Todos esos programas que reflejan el propósito firme de la Revolución”, indicó.
Murillo también resaltó el papel de Nicaragua como un pueblo pequeño pero valiente, que se une a las luchas globales por la paz y la justicia en un mundo en transformación:

“Tenemos futuro y estamos hermanados con quienes luchan por la paz en el mundo. Este pueblo pequeño y valiente ha recibido apoyo y solidaridad de un mundo que cambia, que se levanta frente al modelo capitalista. El mundo quiere paz y tiene derecho a vivir en paz”.
Finalmente, señaló que Nicaragua enfrenta un desafío histórico: el de construir la paz con bienestar y derechos para todos los pueblos, contando con el respaldo de grandes potencias.
“Nos sentimos acuerpados por las potencias solidarias del mundo. Nuestra lucha es por la paz, la dignidad, la vida buena. Por nuestras familias, por nuestras comunidades. Siempre en resistencia frente al enemigo histórico de la humanidad”, concluyó.
 
		 
			

















