Tirar la basura donde les da la gana es el comportamiento y mala conducta que está causando la proliferación de basureros clandestinos en distintos puntos de Managua, convirtiéndose en una problemática ambiental y de salud pública que preocupa a vecinos y autoridades.
En las inmediaciones de la Planta Central, del costado este del barrio Jonathan González, se ubica un botadero de basura ilegal que, a pesar de los esfuerzos municipales por mejorar la recolección de desechos, muchos ciudadanos continúan utilizando para depositar la basura en este predio baldío, cunetas y andenes.
“Es horrible porque mirá ese saco de basura que está ahí. Por lo menos aquí vienen a botar animales muertos. Vieras el montón de zopilotes que se ponen ahí. A nosotros nos afecta eso, siempre de noche vienen a lanzar basura”; expresó Adela Martínez.
“No me estás preguntando… tengo una niña enferma de ese mal olor, y hay un montón de niños de este sector que están enfermos por esa misma situación de la basura que botan ahí”, dijo Francisco Cuaresma.

«Cochinos» reviven basureros clandestinos
Los negocios de esta zona se ven afectados por esta mala imagen y el hedor que emana de este foco de contaminación, ubicado también a pocos metros de las viviendas.
Alex Urbina, un joven que atiende un centro de lubricantes en este sector, relató que este basurero da una mala imagen y que es falta de cultura no poder estar en lo limpio, no botar basura, porque causa enfermedades en el barrio, donde hay personas de la tercera edad y niños, y también afecta sus locales.
La Alcaldía de Managua permanentemente realiza limpieza de estos sitios y ha reforzado campañas educativas, pero las acciones no han sido suficientes. Según cifras preliminares no oficiales, al menos 80 basureros ilegales han sido detectados en la capital solo en el primer trimestre del año.
“Aquí viene la alcaldía a limpiar, pero no dura ni siquiera un día. La gente en carros y carretones de caballos viene a tirar de todo”, concluyó Alex Martínez.

Los pobladores, además, proponen implementar sanciones más severas y promover programas de reciclaje comunitario y campañas de sensibilización para educar a la gente en el tema de la basura.
“Ese terreno tiene un dueño, y ese dueño debería de buscar cómo cercar ahí; o que la alcaldía le ponga una multa para que él mismo ponga un mecanismo y la gente no llegue a botar basura ahí”; recalcó Francisco Cuaresma.
Esta basura, en temporada de invierno, termina arrastrada por las corrientes en cauces y provoca inundaciones en algunos barrios. La comuna capitalina, en su plan de limpieza diario, evacua entre 30 a 50 toneladas de basura de cauces revestidos y no revestidos, y se recolectan más de 1,400 toneladas de basura en toda la capital.
 
		 
			

















