Calala impulsa seguridad alimentaria y desarrollo rural sostenible

Foto; Calala impulsa seguridad alimentaria y desarrollo rural sostenible/ Cortesía

La calala, también conocida como maracuyá, continúa destacándose como uno de los cultivos tropicales con mayor potencial productivo en Nicaragua. Esta fruta, apreciada por su sabor que equilibra lo dulce y lo ácido, es cultivada mayormente en sistemas de enramadas y se utiliza tanto para el consumo fresco como en la elaboración de jugos, postres y otros productos procesados.

Según el más reciente informe del Ministerio Agropecuario (MAG), hasta el mes de junio de 2025 se registra un acopio de 833,700 kilogramos de calala, concentrado principalmente en centros de recolección ubicados en los departamentos de Carazo y Matagalpa.

El informe destaca que la calala ha demostrado una excelente adaptación a las condiciones agroecológicas del país, permitiendo su cultivo tanto en pequeñas parcelas como en plantaciones comerciales. Esta versatilidad ha hecho que la fruta se consolide como una opción viable dentro de la agricultura familiar, al brindar beneficios económicos y contribuir al desarrollo rural.

Foto; Calala impulsa seguridad alimentaria y desarrollo rural sostenible/ Cortesía

Además de ser un aporte a la seguridad alimentaria, la producción de calala también representa una fuente de ingresos sostenibles para cientos de productores rurales. Su creciente demanda nacional y potencial exportador refuerzan su valor como cultivo estratégico dentro del modelo de producción sostenible impulsado por el Gobierno.

Carazo y Matagalpa lideran producción nacional de calala

Con iniciativas que promueven el acompañamiento técnico, el acceso a mercados y la asociatividad de productores, el MAG continúa fortaleciendo la cadena de valor de esta fruta, proyectándola como un motor clave para dinamizar las economías locales.

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