Una mujer embarazada fue hallada sin vida la semana pasada en el estado de Tripura, al noreste de la India, en un caso que ha generado gran conmoción a nivel nacional.
La víctima, Geeta Sutradhar, de 32 años, resultó encontrada desnuda y con graves quemaduras cerca de las vías del tren, en las afueras de Agartala, la capital estatal. El hallazgo se produjo pocos días después de la misteriosa muerte de su esposo, Prasenjit Sutradhar.
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Según medios de India, la familia de Geeta sostiene que fue quemada viva por miembros de su familia política; quienes habrían intentado encubrir el crimen arrojando su cuerpo lejos del domicilio.
Esta teoría ha cobrado fuerza debido a la persistencia de prácticas tradicionales extremas como el ‘sati’, un antiguo ritual hindú en el que la viuda es inmolada en la pira funeraria del esposo, ya sea voluntaria o forzadamente.
Horror en India
La muerte de Prasenjit también es objeto de investigación. Según las autoridades de India, sufrió una lesión fatal en la cabeza provocada por una tubería pesada que cayó mientras trabajaba.
Sin embargo, los familiares de ambas partes han presentado denuncias formales ante la Policía; alegando ineficiencia y actitudes evasivas por parte de los oficiales locales.
El ritual del sati fue prohibido en el siglo XIX durante el dominio británico, pero en zonas rurales aún se registran casos aislados de India; generando preocupación sobre los derechos de las mujeres en regiones tradicionalistas.
La trágica muerte de Geeta Sutradhar ha reavivado el debate sobre la violencia de género, la impunidad judicial y las prácticas culturales que ponen en riesgo la vida de las mujeres en ciertas comunidades de la India.
