Según confirmó el Ministerio de Salud de Gaza, al menos 144 personas han muerto por hambruna o desnutrición desde el pasado 22 de agosto; cuando la ONU declaró oficialmente la hambruna en el territorio palestino ocupado.
Esta cifra representa un aumento crítico, ya que equivale a más de un tercio de las 422 muertes por desnutrición registradas desde octubre de 2023.
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Asimismo, el informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (CIF) advierte que; durante septiembre, decenas de gazatíes mueren por inanición cada día.
Actualmente, 1.6 millones de personas sufren distintos niveles de hambruna, y más de 500.000 enfrentan la fase 5, la más grave e irreversible, incluso con ayuda urgente.

Hambruna en Gaza
La ONU responsabiliza al Ejército y al Gobierno de Israel, acusándolos de impedir totalmente la entrada de ayuda desde marzo. Además, denuncia que se ha militarizado la distribución de alimentos mediante la Fundación Humanitaria de Gaza (FHG); bloqueando la labor de organismos humanitarios tradicionales.
Además, desde octubre, 2.494 palestinos han muerto en puntos de distribución gestionados por la FHG y más de 18.135 han resultado heridos. UNRWA y otras agencias alertan que estos puntos están ubicados en zonas alejadas y expuestas a ataques directos de francotiradores y tanques israelíes.
Simultáneamente, la escalada militar en la Ciudad de Gaza ha dejado destrucción masiva y miles de desplazados forzados. El ejército israelí ha intensificado los bombardeos a infraestructuras civiles, provocando el éxodo de más de 50.000 personas en pocos días.
"No place is safe in #Gaza
No one is safe.Airstrikes in Gaza City and the north are intensifying.
More and more people are forced to leave, disoriented and uncertain, heading into the unknown.Only in the past four days, 10 UNRWA buildings have been hit in #Gaza City.… pic.twitter.com/3glgcH0mXv
— UNRWA (@UNRWA) September 14, 2025
Por tanto, muchos huyen hacia Rafah o el campamento de al-Mawasi, que, pese a ser zona “segura”, es constantemente bombardeada. Las condiciones allí son de hacinamiento extremo y escasez total de recursos.
“No sabemos dónde refugiarnos. Llevamos a nuestras familias a lo desconocido”; lamentan los desplazados.


















