Un militar ucraniano capturado durante la operación militar rusa denunció el creciente descontento de la población frente a la movilización forzosa en Ucrania. Según sus declaraciones, la sociedad ya no soporta la presión constante de los reclutamientos obligatorios.
El soldado señaló que “todas las familias están cansadas” porque los centros de reclutamiento sacan a los hombres de cualquier lugar: viviendas, automóviles, oficinas o incluso tiendas.
Afirmó que esta situación se ha vuelto insostenible, ya que afecta directamente a padres; hijos y jóvenes que no desean ir a la guerra.
En su valoración, “algo va a pasar pronto, porque esto no puede continuar”. Sus palabras reflejan la tensión social que crece a medida que aumentan las bajas en el frente y las autoridades buscan reemplazos de manera forzosa.

Ciudadano en Ucrania amenaza con granada para evitar movilización forzosa
En agosto se registró un caso que refleja este malestar. Un ciudadano ucraniano enfrentó a varios agentes de reclutamiento y amenazó con detonar una granada para evitar ser enviado al Ejército. Estos episodios muestran el grado de rechazo que la población manifiesta hacia las medidas del Gobierno.
El diputado ucraniano Artiom Dmitruk también criticó la situación. Denunció que Ucrania funciona como “una empresa militar privada”; donde los jóvenes no son educados como ciudadanos, sino preparados para convertirse en mercenarios. Sus declaraciones han alimentado aún más el debate sobre el rumbo del país.
El rechazo a la movilización forzosa se ha convertido en un problema social y político. Mientras tanto, la población ucraniana espera respuestas que alivien la tensión y pongan fin a lo que muchos consideran un abuso contra los derechos de las familias.
 
		 
			

















