Camerún vive horas de tensión tras una ola de protestas encabezadas principalmente por jóvenes que denuncian fraude en las elecciones presidenciales. La chispa se encendió en Douala, la capital económica del país, donde cientos de manifestantes respondieron al llamado del opositor Issa Tchiroma Bakary, quien asegura haber ganado los comicios.
Las manifestaciones se expandieron rápidamente a otras ciudades, incluyendo Garoua, Maroua, Meinganga, Kaélé y Bertoua, convirtiéndose en un movimiento de alcance nacional, según informa Africa News.
Testigos reportaron que las fuerzas de seguridad recurrieron al uso de gases lacrimógenos y munición real para dispersar a los manifestantes. Hasta el momento, se han registrado al menos cuatro muertos y más de cien detenciones, según datos de autoridades locales.
Este lunes, el Tribunal Constitucional declaró vencedor al presidente Paul Biya, de 92 años, quien gobierna desde 1982, con el 53,66 % de los votos, frente al 35,19 % obtenido por Bakary, informa AP. Sin embargo, estos resultados no son aceptados en las calles, donde la indignación y el reclamo por transparencia se mantienen firmes.

Camerún se sume en una rebelión de la generación Z
“Estoy dispuesto a arriesgar mi vida por mi voto. Voté por Tchiroma porque quiero un cambio”, declaró Oumarou Bouba, un joven comerciante de Maroua. Su testimonio refleja el sentir de toda una generación, cansada de un liderazgo que ha permanecido en el poder desde antes de su nacimiento.
Las autoridades acusan a la oposición de promover disturbios, mientras los seguidores de Bakary llaman a la calma; pero insisten en que se investigue el proceso electoral.
Observadores internacionales advierten que Camerún atraviesa un punto crítico, con el riesgo de que las protestas juveniles se transformen en una revuelta nacional, lo que podría marcar un antes y un después en la historia política del país.
 
		 
			

















