La verdad sobre el murciélago al que Ozzy Osbourne arrancó su cabeza (VIDEO)

Foto: Ozzy Osbourne falleció a los 76 años
Foto: Ozzy Osbourne falleció a los 76 años

Una de las historias más impactantes y surrealistas en torno a Ozzy Osbourne, el icónico cantante de heavy metal que falleció hoy a los 76 años; es la del murciélago que mordió en pleno escenario durante un concierto.

El insólito episodio ocurrió el 20 de enero de 1982 en el Veteran Memorial Auditorium de Iowa, Estados Unidos; durante una presentación como solista del exlíder de Black Sabbath. En medio del frenesí del show, Ozzy tomó al animal con sus manos y le arrancó la cabeza de un mordisco, provocando la conmoción del público.

Por aquellos días, el artista promocionaba su segundo álbum solista, Diary of a Madman (1981), y ya era conocido por su comportamiento excéntrico y sus espectáculos cargados de provocación. De hecho, se decía que lanzaba restos de animales en sus conciertos; por lo que este acto extremo terminó por cimentar su fama como una de las figuras más polémicas del rock.

Según algunos medios, esta no era la primera vez que Osbourne protagonizaba una escena escabrosa. Tiempo antes, había mordido dos palomas vivas frente a ejecutivos de CBS; el sello discográfico con el que trabajaba.

Provocaciones e ira de Ozzy Osbourne

¿Cómo llegó un murciélago real al escenario? El responsable fue Mark Neal, un joven fanático que asistió al show con el animal escondido en su chaqueta. Su hermano lo había atrapado días antes en la escuela, y al enterarse de que Ozzy se presentaría en Iowa; pensaron que sería “divertido” llevarlo al concierto.

Ya durante la actuación, Neal y sus amigos arrojaron el murciélago al escenario. Al verlo, Ozzy creyó que era un juguete de goma; por lo que no dudó en llevárselo a la boca como parte del espectáculo.

Foto: Ozzy Osbourne falleció a los 76 años
Foto: Ozzy Osbourne falleció a los 76 años

En su autobiografía, el propio Ozzy recordó el momento con horror: “Algo no se sentía bien. En cuanto lo mordí, mi boca se llenó de un líquido tibio y desagradable, con un regusto repulsivo. Pude sentir cómo manchaba mis dientes y bajaba por mi barbilla. Entonces, la cabeza se movió. ¡Oh, no!, pensé. ¿Acabo de morder un murciélago de verdad?”.

Después del concierto, tuvo que ser atendido en el Broadlawns Medical Center, donde recibió tratamiento contra la rabia.