Disparos contra “La Casita” de Bad Bunny en medio de demanda millonaria

Foto: Disparos contra “La Casita”: investigación abierta en Puerto Rico /Cortesía
Foto: Disparos contra “La Casita”: investigación abierta en Puerto Rico /Cortesía

La calma del barrio Río Abajo, en Puerto Rico, se quebró la noche del domingo cuando desconocidos hicieron un par de disparos contra “La Casita”, la vivienda que inspiró la réplica utilizada en conciertos de Bad Bunny. La casa pertenece a Román Carrasco, de 84 años, quien demanda a Bad Bunny y a varias productoras.

Según el reporte oficial, un vehículo se detuvo frente a la casa, sus ocupantes lanzaron insultos y luego abrieron fuego. Aunque los disparos no impactaron la estructura ni dejaron heridos, la situación generó miedo en vecinos y familiares. Agentes encontraron casquillos de pistola calibre 9 mm en la zona.

Minutos después del primer ataque, otro automóvil se acercó y un individuo volvió a gritar el nombre de un artista urbano junto a expresiones ofensivas. La Policía de Puerto Rico confirmó que tampoco en este segundo episodio hubo daños materiales, pero mantuvo la investigación abierta.

“La Casita” alcanzó notoriedad tras aparecer en el videoclip Debí Tirar Más Fotos, estrenado en enero y con más de 22 millones de reproducciones en YouTube. Desde entonces, la vivienda se transformó en destino turístico improvisado, recibiendo visitas diarias de fanáticos que buscan fotografías y videos.

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Disparos contra “La Casita”: investigación abierta en Puerto Rico

El propietario presentó una demanda contra Bad Bunny y las empresas Rimas Entertainment, Move Concerts y A1 Productions. Reclama un millón de dólares por uso no autorizado de la imagen de su hogar, además de daños emocionales y angustias mentales. El caso se ventila en la Corte de Primera Instancia en San Juan.

El abogado de Carrasco, Juan R. Dávila, indicó que su cliente “no sabe leer ni escribir” y fue inducido a firmar contratos en blanco. También denunció que su firma fue digitalizada y trasladada a otros documentos sin consentimiento, lo que agrava las acusaciones de fraude contractual.

Carrasco relató que construyó su casa en los años sesenta con ayuda de su padre y su hermano, ambos carpinteros. Considera la vivienda un sueño familiar levantado “bloque a bloque”. Mientras avanza el pleito legal, también enfrenta ataques armados que la policía vincula a la atención mediática del caso

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