Virginia Giuffre, en su próximo libro póstumo titulado Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice, relata por primera vez una agresión brutal por parte de un “primer ministro muy conocido”, sin nombrarlo directamente por temor a represalias. En la obra, describe cómo mientras tenía 18 años fue llevada por Epstein a su isla privada, donde fue vejada, estrangulada y violada por ese dirigente.
Según Giuffre, ese episodio fue el punto de inflexión: “Salí de la cabaña sangrando de la boca, la vagina y el ano”, escribe en el libro. Allí comprendió que no sólo ella estaba atrapada en la maquinaria de trafico sexual de Epstein, sino que muchos de sus círculos sabían o permitían lo que ocurría. Este testimonio pone nuevamente de relieve el alcance de personas poderosas que, según ella, actuaban y eran toleradas.
Aunque no se menciona el nombre del “primer ministro”, Giuffre apunta que es “muy conocido” y que su poder generaba miedo. En una parte del texto señala cómo Epstein ni siquiera le ofreció protección cuando ella suplicó que no la devolviera a ese hombre; sino que le respondió con frialdad: “Eso a veces pasa”. La identidad de quien podría ser sigue siendo debatida.
La agresión, describe Giuffre, le marcó de por vida. A raíz de ello dejó de colaborar como reclutadora para Epstein, pues el horror fue demasiado. Luego de años de denuncia pública; sufrió una lucha privada contra el trauma hasta su fallecimiento por suicidio en abril de 2025, a los 41 años. Su testimonio aparece ahora como un grito tardío que exige rendición de cuentas.
Giuffre expone cómo las élites encubrieron abusos sexuales
La publicación de su libro agrega presión para que las investigaciones contra Epstein y sus redes, incluidas las implicaciones políticas, avancen. La revelación del abuso por parte de un alto cargo reacondiciona la conversación pública sobre impunidad. Expertos señalan que es un llamado para revisar cómo se protege a las víctimas y cómo se vigila el poder. Si bien la identidad del acusado permanece sin confirmación, el mensaje subyacente de Giuffre es firme; «Esto ocurrió, y quienes tienen poder no pueden seguir ocultándolo».
 
		 
			

















