La vida de la comunidad migrante en Estados Unidos se ha transformado en una verdadera pesadilla debido a la dura política migratoria implementada por el Gobierno federal.
Numerosos miembros de la comunidad latina denuncian un creciente clima de miedo, así como abusos y actos de violencia por parte de las autoridades. La periodista internacional Helena Villar ha reportado directamente desde el terreno, arrojando luz sobre esta crítica situación.
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Desde principios de agosto, Estados Unidos ha incrementado significativamente la presencia policial federal, lo que ha resultado en un aumento notable de arrestos realizados por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
Según denuncias, estos operativos no solo se enfocan en el crimen, sino que terminan afectando principalmente a inmigrantes sin estatus legal.

Estados Unidos refuerza la caza de migrantes
El 8 de agosto comenzó el despliegue de centenares de agentes en la capital de Estados Unidos (Washington D.C.), y para el día 20, más de la mitad de los detenidos eran migrantes indocumentados. Muchos arrestos ocurrieron en controles de tráfico, donde ahora la policía colabora con ICE.
En Los Ángeles, el panorama es aún más alarmante: en menos de tres meses, más de 4.200 personas han sido detenidas en redadas masivas. Las organizaciones de derechos civiles denuncian que ICE recurre a métodos cuestionables.
De acuerdo con The New York Times, en la primera semana de agosto se deportaron cerca de 1.500 personas por día, una cifra sin precedentes desde la era Obama. La mayoría de los expulsados ya vivían desde hace años en el país, lo cual ha generado temor incluso entre residentes legales de Estados Unidos.
El presidente Donald Trump, fiel a su promesa electoral, parece decidido a llevar a cabo la mayor operación de deportación en la historia del país, pese a la oposición judicial y de varios estados.


















