Estados Unidos ha vuelto a utilizar su “ayuda” como herramienta de presión geopolítica. Esta vez, el objetivo es Líbano, país al que Washington condiciona el respaldo económico y político al desarme de Hezbolá, considerado una fuerza clave en la defensa nacional.
Así lo dejó claro una delegación oficial estadounidense durante su visita a Beirut el martes 26 de agosto, en reuniones con el presidente Joseph Aoun y otros altos funcionarios.
- Te puede interesar: Venezuela denuncia ante la ONU “grave amenaza” de Estados Unidos
El enviado Thomas Barrack, afirmó que el Gobierno libanés presentará un plan de desarme antes del 31 de agosto; mientras que Israel ofrecería una “respuesta correspondiente”.
Aunque se repitió que Estados Unidos apoya al pueblo libanés, el mensaje central fue la eliminación de Hezbolá, calificado como un actor “hostil”; y la creación de una nueva zona económica bajo control exclusivo del Estado.

Estados Unidos condiciona apoyo a Líbano
La exenviada Morgan Ortagus y los senadores Jeanne Shaheen y Lindsey Graham reforzaron esta postura; solo habrá cooperación si el ejército libanés asume el control total de las armas. Graham declaró: “Después de desarmar a Hezbolá, hablaremos con Israel”; evidenciando el intento de alterar el equilibrio de poder en el país.
Aoun, reafirmó el compromiso con el documento propuesto por Estados Unidos; pero exigió respeto a la soberanía nacional, la recuperación económica y la pluralidad democrática. Insistió en que cualquier avance debe garantizar la seguridad nacional sin intervención extranjera.
Por su parte, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, condicionó cualquier alto el fuego con Israel al cumplimiento de la Resolución 1701; la retirada de fuerzas extranjeras y la reconstrucción nacional.
El movimiento de resistencia islámica #Hezbolá arremetió contra el Gobierno del #Líbano 🇱🇧 tras el anuncio de un plan para desarmar a la organización antes de finales de 2025.https://t.co/UV7rDqkrpi
— teleSUR TV (@teleSURtv) August 15, 2025
El primer ministro Nawaf Salam anunció que se ha encargado al ejército un plan para centralizar el control de las armas, que será presentado antes de fin de año.
No obstante, los detalles del documento estadounidense aún no se han debatido, dejando el tema abierto a negociaciones internas que reflejen la compleja realidad geopolítica del país.


















