Agentes federales de EE.UU. realizaron un allanamiento este mes en una propiedad vinculada al pastor Robert Shinn, figura central de la docuserie de Netflix Dancing for the Devil: The 7M TikTok Cult. Shinn, fundador de la iglesia Shekinah y coproductor de la agencia de talento 7M Films, es investigado por supuestos delitos de tráfico sexual, lavado de dinero, fraude postal, evasión fiscal y fraude relacionado con la pandemia.
La operación, coordinada por agencias como el FBI, IRS, USPS y el Departamento de Trabajo, incluyó detenciones y requerimientos judiciales contra la casa ubicada en Tujunga, Los Ángeles, vinculada al pastor. Se reportó hasta seis personas detenidas, entre ellas una mujer con un niño, y el uso de granadas aturdidoras al inicio del operativo.
La docuserie Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok (Netflix, mayo‑junio de 2024) expone testimonios de exmiembros y familiares que acusan a Shinn y su organización de manipulación psicológica, explotación financiera y sexual de jóvenes bailarines de TikTok, quienes habrían perdido contacto con sus familiares y entregado gran parte de sus ingresos a la iglesia o empresa.
Según exmiembros, Shinn les exigía donar hasta el 70 % de sus ingresos como parte de una tarifa de diezmo denominada “man of God fee”; y muchas víctimas relatan haber sido aisladas emocionalmente de su entorno familiar con prácticas sectarias como el “morir a la vida anterior”.
Netflix y la justicia: el caso Robert Shinn sacude Los Ángeles
Hasta la fecha, no se han presentado cargos penales formales, aunque sí una demanda civil interpuesta en EE.UU. por abuso, trato coercitivo y trabajo forzado, cuyo juicio está previsto para 2025. Shinn y sus defensores han negado las acusaciones, describiendo la docuserie como parcial y asegurando que no hay pruebas concluyentes.
Este caso pone en evidencia los peligros de las sectas modernas que operan bajo la fachada de redes sociales y agencias de talento; aprovechándose de ambición juvenil y diseños de fama efímera en plataformas como TikTok.
