Algo absurdo y, para muchos, ridículo está ocurriendo en el panorama internacional, y es que el primer ministro de Camboya, Hun Manet, ha presentado oficialmente la candidatura del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al Premio Nobel de la Paz. La propuesta se envió este jueves en una carta formal dirigida al Comité Noruego que organiza el galardón.
“Esta nominación refleja no solo mi agradecimiento, sino también la sincera gratitud del pueblo de Camboya”, escribió Hun Manet en su misiva. En el documento, además, exaltó la «extraordinaria capacidad política» de Trump, alegando que su mediación logró un alto el fuego inmediato e incondicional entre Camboya y Tailandia, lo que según el primer ministro evitó un conflicto potencialmente devastador.
Hun Manet también destacó que la intervención del líder estadounidense allanó el camino para una “paz renovada” entre ambas naciones, tras semanas de tensión y enfrentamientos militares en la zona fronteriza.
Sin embargo, esta candidatura ha generado escepticismo y fuertes críticas a nivel mundial. Numerosos analistas y activistas han cuestionado el mérito real de Trump como «pacificador», recordando su historial controversial en política exterior.

Camboya nomina oficialmente a Trump
Durante su gestión, ha impulsado decisiones que reactivaron conflictos, aumentaron las tensiones internacionales y promovieron políticas migratorias consideradas discriminatorias y agresivas.
A esto se suman bombardeos autorizados en Medio Oriente y una retórica que, lejos de promover la paz; ha exacerbado divisiones tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
La propuesta ha encendido el debate sobre la credibilidad del Nobel de la Paz y los criterios actuales para su otorgamiento. Por ahora, la comunidad internacional observa con asombro una postulación que, más que honorífica, parece una burla al espíritu del premio.


















