La Tierra entra en su nueva realidad: el cambio climático ya no tiene marcha atrás

Foto: Cambio climático radical: la nueva realidad planetaria/Cortesía
Foto: Cambio climático radical: la nueva realidad planetaria/Cortesía

La humanidad ya no vive como antes, damos un paso decisivo hacia lo que muchos llaman una “nueva realidad climática”. Las transformaciones intensas en el planeta revelan que el cambio climático dejó de ser una amenaza lejana para convertirse en nuestro presente.

Las evidencias son cada vez más contundentes. Sequías extremas, olas de calor más frecuentes, lluvias torrenciales e inundaciones repentinas no son ya fenómenos aislados, sino señales de un mundo que se reconfigura. Los polos se derriten, los glaciares retroceden, los ecosistemas colapsan parcial o totalmente, y muchas comunidades sienten el peso de este desequilibrio.

Expertos advierten que estos cambios no respetan fronteras ni clases sociales. Los países menos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero sufren con mayor dureza los efectos: ecosistemas que se deterioran, pérdidas agrícolas, desplazamientos forzados de población y crisis alimentarias. En muchas regiones, las viejas estaciones climáticas han sido reemplazadas por regímenes inesperados, que obligan a adaptarse o desaparecer.

Pese a ello, todavía hay espacios para actuar. Las energías renovables solar, eólica, hidroeléctrica deben expandirse con urgencia. Es crucial reforestar, proteger cuencas, restaurar suelos degradados y reducir emisiones industriales y del transporte.

Cambio climático radical: la nueva realidad planetaria

Foto: Cambio climático radical: la nueva realidad planetaria/Cortesía
Foto: Cambio climático radical: la nueva realidad planetaria/Cortesía

La transición exige cohesión global, porque ningún país, por grande que sea, puede hacerlo solo. Las alianzas, los acuerdos internacionales y el financiamiento climático son pilares para una estrategia efectiva. En definitiva, estamos en un momento decisivo: construir un mundo más resiliente es posible, pero el margen se estrecha.

Además, el reloj climático avanza sin detenerse. Cada acción cuenta, cada decisión importa. La “nueva realidad” ya nos reclama compromiso, innovación y justicia ambiental para las generaciones presentes y futuras.

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