Un vuelo comercial que había despegado desde Hangzhou Xiaoshan International Airport (China) con destino a Seúl vivió un momento de máxima tensión cuando una batería de litio, almacenada en el compartimento de equipaje de mano, se incendió de forma espontánea poco después del despegue.
El siniestro se produjo poco después de las 9:47 h locales, cuando la batería empezó a arder sin que los ocupantes advirtieran inicialmente el peligro latente. Las llamas y el humo generados obligaron a la tripulación a actuar con rapidez para contener la situación.
El piloto decidió desviar el aparato hacia el aeropuerto de Shanghai Pudong International Airport, donde aterrizó con éxito alrededor de las 11:05 h, sin que se reportaran heridos entre los pasajeros o la tripulación.
La compañía aérea implicada, Air China, comunicó que había preparado otra aeronave para completar el trayecto una vez controlada la emergencia.
Este incidente vuelve a poner bajo los focos el riesgo que representan las baterías de litio cuando se transportan en vuelos comerciales; su propensión a un sobrecalentamiento súbito, incluso sin impacto externo, puede derivar en fuego. En el ámbito de la aviación, las regulaciones exigen que dichas baterías estén en el equipaje de mano y no en la bodega, precisamente por la mayor capacidad de vigilancia de la tripulación.
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Expertos señalan que, aunque el suceso no derivó en tragedia, sirve de recordatorio urgente; cada dispositivo electrónico portátil que llevamos a bordo podría convertirse en fuente de riesgo si falla su batería o está dañada. Por ello, es clave revisar el estado de nuestras baterías antes de volar y respetar las indicaciones de las aerolíneas sobre su transporte. La seguridad aérea depende también de pequeños detalles que los pasajeros muchas veces subestiman.
 
		 
			

















