La Defensoría Pública de Río de Janeiro confirmó este miércoles que el número de víctimas mortales tras el polémico operativo policial desplegado en la víspera contra supuestas facciones del Comando Vermelho aumentó a 132 personas, convirtiéndose en el despliegue más letal en la historia reciente de la ciudad.
Según reportes de G1, el saldo mortal se incrementó después de que vecinos trasladaran decenas de cuerpos hasta la plaza de Sao Lucas; ya que estas víctimas no figuraban en las cifras oficiales de bajas. Hasta el martes, la policía había informado que el operativo en las favelas se había saldado con 64 muertos, incluyendo cuatro policías.
El secretario de la Policía Militar de Río de Janeiro, coronel Marcelo de Menezes Nogueira, confirmó que los cadáveres trasladados por los vecinos no estaban contabilizados en las estadísticas oficiales.
La Defensoría Pública recogió testimonios de habitantes y familiares de las víctimas con el objetivo de “contribuir a la necesaria respuesta institucional ante la violencia estatal nunca vista”; informó EFE.

Operativo policial más letal de Río de Janeiro
La operación conjunta de la Policía Civil y Militar en Río de Janeiro se desarrolló principalmente en las favelas Complexo do Alemão y Penha, y los cuerpos adicionales fueron encontrados en la zona del bosque de Vacaria, en la Serra da Misericórdia; donde se concentraron los enfrentamientos con los traficantes.
Pese a las críticas por la extrema letalidad del operativo, el gobernador Cláudio Castro defendió la acción policial; calificándola de “éxito” y asegurando que únicamente podían considerarse víctimas a los policías. “No vamos a responder a nadie que quiera convertir esto en una batalla política”; dijo, en un mensaje dirigido a la administración federal de Luiz Inácio Lula da Silva.
Activistas locales y la ONU han denunciado la falta de proporcionalidad de la operación en Río de Janeiro, describiéndola como un ejemplo extremo de violencia policial en comunidades marginadas. El activista Raull Santiago, quien ayudó a trasladar los cuerpos, calificó la operación como “brutal y violenta a un nivel desconocido”.
Los cadáveres presentaban disparos en la nuca, lesiones a cuchillo y mutilaciones, y los vecinos decidieron colocarlos en la calle para facilitar su identificación por familiares; mostrando tatuajes y señales particulares.
 
		 
			

















