Kelley Mack, actriz recordada por su participación en series como The Walking Dead y Chicago Med, falleció el pasado 2 de agosto a los 33 años. La noticia fue confirmada días después por su agente, Julie Smith, y ha generado una profunda conmoción entre sus colegas, seguidores y la comunidad artística.
Mack, cuyo nombre real era Kelley Lynne Klebenow, murió en su ciudad natal, Cincinnati, tras luchar contra un glioma en el sistema nervioso central, un tipo de tumor cerebral que afecta las células gliales. Estas células son fundamentales para el buen funcionamiento del cerebro y la médula espinal.
La enfermedad había sido diagnosticada meses atrás, y en abril, su familia informó que Kelley había terminado un tratamiento de radioterapia de protones, manteniendo la esperanza hasta el último momento.
Nacida en Cincinnati y graduada de la Universidad Chapman, Kelley se labró una carrera en la actuación participando en cortometrajes, comerciales y, eventualmente, en roles que la hicieron destacar. Su personaje de Addy en la temporada 9 de The Walking Dead y Penelope Jacobs en Chicago Med marcaron su ascenso en la industria.
Último suspiro fue en paz: así fue el adiós de Kelley Mack
Su hermana, Kathryn Klebenow, compartió la triste noticia en Instagram con un emotivo mensaje: «Con profunda tristeza anunciamos el fallecimiento de nuestra querida Kelley. Una luz tan brillante se ha trasladado al más allá… Estoy muy orgullosa de ella», escribió.
Kelley falleció en paz, rodeada por su madre Kristen y su tía Karen, envuelta en amor y serenidad en sus últimos momentos.
Una vida joven, llena de talento y luz, que se apagó demasiado pronto. Hollywood llora la pérdida de una actriz prometedora que dejó huella en cada paso que dio.
