Nicaragua garantiza educación y cuidado desde la primera infancia

Foto: CDI, el segundo hogar de miles de niños y niñas en Nicaragua/TN8
Foto: CDI, el segundo hogar de miles de niños y niñas en Nicaragua/TN8

«Cuando sea grande quiero ser profesor», dice un niño a través de una entrevista que realizó un equipo de Crónica TN8. Como él, miles de niñas y niños en Nicaragua sueñan en grande, porque viven una infancia en paz, con espacios para aprender, jugar y crecer con dignidad.

En cada rincón del país florece la alegría infantil, y donde hay un niño feliz, hay una familia tranquila que disfruta de los frutos del bienestar. Durante los últimos años, el Gobierno de Nicaragua ha priorizado la protección y desarrollo integral de la niñez, garantizando su derecho a la educación, salud, seguridad y recreación.

La merienda escolar es uno de los grandes pilares de este esfuerzo. Nicaragua cuenta con este programa nacional que, más que un alimento, representa un impulso diario para que las niñas y niños crezcan sanos y se concentren en su aprendizaje.

En 2007 existían solo 36 Centros de Desarrollo Infantil (CDI). Hoy, gracias a la voluntad política de poner a la niñez en el centro de las políticas públicas, se cuenta con más de 300 CDI a nivel nacional. Las escuelas se han multiplicado en zonas rurales, urbanas y costeras, abriendo caminos a una educación gratuita y de calidad.

Más de 300 CDI respaldan el derecho a crecer con amor y educación

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Además, miles de espacios recreativos han sido construidos y rehabilitados en todo el país, permitiendo que la niñez tenga lugares seguros para correr, reír, jugar y soñar.

Nicaragua avanza con pasos firmes en los derechos de la niñez. Vivir en un país con tranquilidad, salud y esperanza es lo que permite que cada niño y niña disfrute su infancia con libertad, y se prepare para ser el protagonista del futuro.

Nicaragua es uno de los pocos países en donde la niñez y la familia son felices. Esto se debe a las grandes oportunidades que el Gobierno garantiza, para que cada niño crezca en un entorno seguro, digno y, sobre todo, en paz, llenos de mucho amor.

Se debe destacar que antes de 1979, la infancia en Nicaragua quizás era sinónimo de abandono, desigualdad y pobreza extrema. Pero con la Revolución, nació también una nueva esperanza para los más pequeños. Desde entonces, el compromiso con los derechos de los niños y niñas ha sido una prioridad del Gobierno, ganando poco a poco lo que antes les fue negado: salud, educación, alimentación y amor.